TRANSPIRENAICA. 2ª etapa CAMPRODON - BAGÀ

1 de agosto.

Suena el despertador, nos levantamos y la dueña del hostal "La Placeta" nos tiene preparado el desayuno y un tentempié para llevarnos (sin nosotros saberlo) y comérnoslo por el camino, que es de agradecer. Nos ponemos en marcha y salimos de Camprodon con ganas para hacer la segunda jornada.

La etapa fue la siguiente:

Camprodon - Llanars - La Roca - Abella - Pardines - Vall de Ribes - Ribes de Freser - Planoles - Planès - Espinosa - Fornells de la Muntanya - Toses - Collada de Toses (1.776 m.) - La Molina - Coll de Pal (2.070 m.) - Bagà.

Total 84'3 km. Desnivel + acumulado 3.382 m.

Cogemos carretera hacia Llanars y una vez pasado nos desviamos en el cruce para dirigirnos a La Roca (foto inferior). Una vez llegados, siguiente pueblo Abella, donde nos esperan las primeras rampas duras del día.

Continuamos ahora por camino y ya calientes, nos desprendemos de las prendas sobrantes ya que las primeras subidas nos han echo sudar la gota gorda. Todavía no había salido el sol y no hacia mucho calor de momento pero eso solo era un suponer.

Ahora es cuando llegaban las rampas de verdad, y encima el camino pedregoso que teníamos nos hacia por momentos bajarnos de la bici y caminar. Llegamos a rampas del 22% . Ante mi cabezoneria de no bajarme y continuar pedaleando, en una de las rampas, me quede clavado y no pude poner pie al suelo y paso lo inevitable. Caída tonta con un golpe en la rodilla que me estuvo doliendo durante todo el día.

Una vez arriba y atravesando la Serra de Sant Bernabè, las nubes nos amenazaban con invadirnos sin dejarnos contemplar  la majestuosidad del paisaje. Pero todo quedó en eso, una amenaza.

Antes de disponernos a bajar, ya que nos quedaba todavía algo de subida, llegamos al refugio forestal de Pla de Satlla, donde muy cerca había una mina llamada igual que el refugio.

La paz y tranquilidad que reinaba por la zona, era para quedarse allí a pasar el día, pero por mucho que quisiéramos, todavía nos quedaba mucho por recorrer.

Llegados a la Collada Verda (1.6o8 m.), ahora sí  nos disponíamos a bajar dejando atrás la Serra Pellicer, el Pla de la Garganta, la Devesa de la Boixetera y muchas mas Sierras por nombrar. La bajada fue complicada por las piedras que había y donde por momentos parecía más una trialera que una pista en sí. Aquí disfruté de lo lindo con la complicación de llevar las alforjas, pero siempre con control ya que a veces era complicado controlar la bici. Al llegar abajo, empecé un poco a resentir la muñeca.

Llegando a Pardines, nos encontramos un cuarteto de vascos que también iban a hacer su Transpirenaica y menudo ritmo llevaban. En Pardines, nos paramos a almorzar el tentempié que nos dieron en el hostal que constaba de un bocata, un aquarius y una pieza de fruta. Nos sentó de fabula.

Después del almuerzo y ahora por carretera de bajada, llegamos a Ribes de Freser (890 m.). Paramos para meter el nuevo track y empiezo a tener problemas. Mi GPS no quiere leer el track, me dice que tiene la memoria llena, menos mal que Juanin iba con el suyo y este no fallo. De todas maneras, llamo a Bruno para ver si el sabe que le puede pasar ya que toquetea el GPS más que yo pero no hay manera, aunque darle desde aquí las gracias.
Seguimos nuestro camino, dirección a la Molina, pero al llegar a Roques Blanques, cogemos un camino alternativo a la izquierda, como no siempre de subida . Cruzamos una vía de tren y a los pocos kilómetros, un enjambre de moscas rodean la cabeza de Juanin donde las risas nos hacen casi bajarnos de la bici al no poder pedalear. Era el único que las llevaba ¿como puede ser? ¿si todos pasamos por el mismo sitio?, jajaja....

Llegamos a Planoles (1.171 m.) y por una carretera secundaria, donde Juanin y Javi incrementaron el ritmo llegando a picarse entre ellos y donde Javi pillo media pájara. Mientras yo, disfrutando del paisaje y con mi ritmo diesel iba atravesando los pueblos Espinosa, Fornells de la Muntanya y seguidamente a Toses donde paramos a comer. Aquí, nos volvimos a encontrar a los vascos.

Al finalizar la comida, por asfalto empezamos la subida a la collada de Toses (1.776 m.) cada uno al ritmo que mas le convenía, ya que después de comer costaba bastante dar pedales. ¿A que sí Javi..? Si es que no se puede comer tanto... entre eso y que hacia un calor de mil demonios.... llego medio mareado.

Ahora por camino pasaríamos por el Bac de Corbuí, La Serra dels Clots, Serrat del Salí y la Serreta. Por momentos las nubes amenazaban con la lluvia pero los caballos salvajes de la zona, estaban bien tránquilos así que, nosotros no íbamos a ser menos, jajaja...

Llegamos a la estación de esquí de la Molina, donde nos esperaría  una gran sorpresa. Me cagüen.....

Llegamos a La Molina y nos metemos dentro de la estación de esquí por donde nos llevaba el track, nuestra sorpresa fue que iniciamos la subida por la pista suponiendo que sería la negra (la más dura) ya que a mitad o algo menos, no podíamos continuar dando pedales y tuvimos que hacerlo a pie, con la incertidumbre de que aunque el track nos marcaba por allí, no estábamos seguros de que arriba hubiera salida.

Javi que venía tocado de la collada de Toses, ni siquiera intento subir unos metros pedaleando. Prefirió reservarse e hizo bien.

Antes de llegar arriba, nos encontramos a una pareja en bicicleta y les preguntamos si había salida arriba. Bueno les pregunto Javi, ya que eran extranjeros y este se desenvuelve bien con el ingles. Su respuesta era negativa, "no había salida", pero Juanin que estaba seguro que el GPS nos llevaría a buen puerto continuamos para arriba. Y así fue, otro tramo de pista continuaba. ¿Pero hasta donde..? Si esto continua subiendo...

Una vez arriba divisamos una carretera y en ella a los vascos. Pues nada, hacia allí que íbamos. Al pasar una alambrada, después de haber pasado yo y Juanin, llega Javi que no tenía su día y al tocarla para pasar por debajo resulta que estaba electrificada para que no pasara el ganado. Javi la toco con el consiguiente calambrazo que le dejo el brazo dormido. Y nosotros riéndonos al otro lado, jajaja....

Las vistas desde allí eran impresionantes, se podía ver a lo lejos La Molina pero tampoco estuvimos mucho tiempo parado y que la niebla empezaba a invadirnos.

Al final nos cogió la niebla y no nos dejo contemplar las vistas.

Llegamos al Coll de Pal (2.070 m.), cota más alta del día. Nos abrigamos lo que pudimos para afronta la bajada que nos llevaría a Bagà.

La bajada rápida aunque bastante larga. Evitamos otro pequeño track bajando que nos llevaría al mismo sitio, pues la jornada había sido larga y la niebla no acompañaba para aventurarse por medio de la montaña. Llegamos a Bagà bastante cansados, yo con la rodilla algo tocada y Juanin con un tendón trasero de la rodilla algo tocado.

Ahora como en el día anterior, tocaba buscar alojamiento. Nos duchamos y nos iríamos a cenar para recuperar y afrontar con garantías el siguiente día. Este día, nos libramos de la lluvia, que aunque amenazo en varias ocasiones, no dejo de hacer un tremendo calor.